Saturday, March 13, 2010

Untitled (1)

Tengo un trauma con el sonido de la aspiradora. Bueno, no directamente con el ruido de la aspiradora, pero sí de todo el ruido blanco que sale de ella. Cuando era chico mi madre se la pasaba gritándonos; “quita eso de ahí”, “mueve eso para que pueda pasar”, “baja eso al patio”, “qué hacen esos zapatos escondidos bajo tu mueble” y demás cosas mientras ella aspiraba y nosotros sacudíamos. Es por eso que a veces, cuando me toca aspirar, escucho voces que me gritan, y por eso debo agacharme, y tocar ese botón redondo en su centro que la prende y a la apaga. Para simplemente gritar ¡qué¡ qué pasó? Y me digan todos que estoy loco y que escucho voces, porque nadie está ni hablando ni llamándome.

También me ocurre cuando tengo música con alto volumen en mis audífonos y trato de tocar guitarra (con los audífonos ‘gigantes estilo dj’ sobre los ‘tipo tamaño ipod’), o cuando escucho a los Chili Peppers en el coche. Pero creo que lo último no me sucede sólo a mí, porque vi en un blog que una amiga que vive en Washington y también baja la velocidad de su coche cuando pone, especialmente, el Californication: piensa que la patrulla la quiere detener. Todo esto lo digo porque creo que el punto que quiero establecer es: no me gusta aspirar porque tengo un trauma con el sonido de la aspiradora. Bueno, no directamente con el ruido de la aspiradora, pero sí de todo el ruido blanco que sale de ella.

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