Un borrachín se levantó de pronto de su mesa en la cantina. Fue al piano y tocó en forma brillante una sonata de Beethoven. Cada vez que podía hacerlo sin mengua de la interpretación le daba un trago a la copa que había puesto sobre el piano. "¡Toca usted admirablemente, amigo!" -lo felicita el cantinero al término del recital. "Ni tanto -responde con modestia el ebrio-. En realidad no soy pianista: soy violinista". "Y entonces -pregunta el cantinero- ¿por qué ahora se dedica al piano?" Responde el temulento: "En el violín no podía poner la copa".
Catón en REFORMA el 15 de abril de 2009
1 comment:
me.has.dado.una.razón.para.aprender.a.tocar.piano!!
Besos!
Post a Comment